Si recostado en tu lecho
escuchas a tu lado alguna armonía

que de grandes amores llene tu pecho.
Soy yo, vida mía;
Soy yo que levanto
al cielo tranquilo mi dulce canto;
Soy yo, que los aires cruzo ligero
por un ignorado y desconocido sendero...
¿No viste acaso entre sueños
por el aire vagar una sombra?
¿Ni sintieron tus labios un beso
que estalló misterioso en tu alcoba?
Fui yo, dueño amado que atada con lazos,
lejos de mi cuerpo, te estreché en mis brazos.
Fui yo, quien en sábana florida
envolví tu cuerpo, tu fuerza y tu vida.
Soy yo, que te sigo,
mis alas al viento, soñando contigo.
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