La Jamás Enviada


Pasada ya la media noche, desvelada por tener demasiadas cosas en la mente, he decidido escribirte. No sé cuando te entregue esta carta, o si tendré la fuerza de hacerlo un día, por eso he anotado el día y la hora en la empiezo. Quiero plasmar lo que siento ahora, en esta noche lluviosa, por ti.


Cuando te miré por primera vez, siendo tan niña, sabía que había algo más que el deleite, algo mucho más fuerte. Me intrigaba tu manera de caminar, como casi te recostabas en aquella pared, que se hacía tan cómoda, mientras reposabas tu cuerpo en ella. Sólo con verte percibí que había un vínculo especial que nos unía. Al fin nos conocimos, no sé cuántos días o semanas pasaron, sin embargo, al instante supe que cambiarías toda mi vida. No quiero que pienses que son frases hechas, si he empezado este relato así, es para que al final me puedas entender.


A medida que nos veíamos, los cortos momentos que el tiempo nos concedía, comencé a quererte y a la par, a temerte. No podía mirar tus ojos, porque sentía que podías leer en los míos, así como yo te conocía con tan sólo verte desde mi ventana. Pensaba que no era apropiado que sepas que me volvías loca, que soñaba contigo aun despierta, que esperaba sentada al teléfono durante horas, únicamente para escuchar tu voz. Sé que creerás que son trances de quinceañera, tal vez haya sido así, pero nunca más me pasó.


Se deslizaron los días, semanas o meses, no sé, nunca tuve la necesidad de contar el tiempo que estuvimos juntos. Ahora entiendo, como te dije hace un par de horas o más, vivíamos al margen de todo y de todos (al menos para mi fue así)


Contigo pude ser, pude sentir, pude aprender y sin embargo, por alguna razón que no llego a discernir, aunque creo que se debió a mis temores, nos separamos (primera lágrima, casi siempre lloro a solas)


Te escondí, te refundí en lo más profundo del baúl de mis recuerdos. Nunca más quise sentirme al descubierto con nadie, nunca más quise temer a alguien... nunca más fui yo. (En este momento la lluvia cae fuerte, mientras yo, con los ojos inundados, te escribo. El sonido del agua me encanta...)


Por alguna jugada de tu aliada, te encontré otra vez. No sé si sentí emoción, temor o nostalgia, pero me decidí por volverte a ver. Tal vez, como ya te he dicho, dejamos algo inconcluso y era necesario intentar cerrar el círculo.


Son 20 días y horas que hemos mantenido contacto, “sin daños a terceros” me dije el día que te volví a ver y realmente espero que sea así.


Me has hecho bien Mi Caballero, me hiciste vivir de nuevo, lograste que reencuentre mi ser que algún día dejé en el camino por miedo a que alguien leyera en mis ojos como tú lo hacías. Ahora sólo quiero disfrutarte cada minuto que la vida me regala. Pienso en ti casi las 24 horas del día; volviste a acompañarme en mis sueños como cuando era una chiquilla; te enmarañaste en mi vida otra vez; solamente que ahora mis ideales se ven cortados y mis sueños amenazados por el tiempo que no puedo replegar.


De pronto han pasado 15 años y nuestras vidas han marchado por caminos tan distintos, no, no distintos, paralelos, que parece que nunca se van a unir.


Hace unos días, inquisitivamente te pregunté que cuál sería tu reacción si te dijera que me estoy enamorando de ti. Tu respuesta fue fría, directa y sin dudas. Que desaparecerías de mi vida, dijiste. Ayer, en nuestra ya acostumbrada conversación nocturna, casi me lo volviste a repetir.


No sé qué pensar, hay momentos en los que quisiera ser yo quien dé media vuelta y se aleje de ti, pero no puedo, me recordaste como es vivir minuto a minuto, segundo a segundo, porque el tiempo no espera, no te deja retroceder; prefiero vivirlo ahora aunque sufra después, que nunca haber sentido esto.


Yo te quiero corazón, y mucho. Hay tantas maneras de querer, pero no sé como definir ésta. Te quiero desde la primera vez que sentí tus labios en los míos, te quiero desde la primera vez que te vi. Te quiero ahora y te querré mañana, y te querré más cuando me vaya, con la única diferencia de que ya no te voy a esconder en mi baúl nunca más.


Posiblemente al leer esto, no quieras volverme a ver; me estoy preparando para eso; no creo poder ocultar este sentimiento por mucho tiempo. Pero si decides alejarte de mi, te pido por favor que no me olvides nunca. Alguna vez leí que quien arranca una flor sufrirá por verla marchitarse, mas quien simplemente la ve y la deja crecer, vivirá con su recuerdo siempre. Mantenme en tu mente y en tu corazón para toda la vida.


Yo no sé si debería decirte esto de frente, me angustia demasiado la idea de que me digas, mirándome a los ojos, que prefieres no volverme a ver. ¿Qué dolor será más fuerte, el saberte cerca y no poder estar contigo, o el extrañarte cuando parta al frío norte, sabiendo que media alma mía se queda aquí?


Estoy completamente desconcertada, yo aquí, cerca de la una de la mañana, intentando encajar frases que puedan explicar, sin errores, lo que siento; pero no sé lo que pasa por tu mente cuando estamos juntos, o simplemente cuando piensas en mi. Creo que es mejor que no lo sepa nunca...


Casi me siento satisfecha con lo que tengo contigo. Cada vez que nos vemos entiendo que puedo amar con el cuerpo, con la mente y con el alma; sé que puedo juntar mis cinco sentidos en el más extenuante placer, porque lleno de regocijo mi vida y me inunda la esperanza de que se vuelva a repetir.


Te dije alguna vez que nunca he amado con locura, jamás he perdido la cabeza por amor. Es ahora, en este mismísimo momento, que comprendo que cuando uno está enamorado no pierde la cabeza, sólo pierde el corazón.


Nuestras vidas volverán a tomar el camino de siempre, aquel que nos aleja... Aun así sabiendo que tal vez se me rompa el corazón por no volverte a ver, quiero seguir viviendo esto, quiero seguir sintiéndome así. La felicidad que tengo en este instante, vale más que cualquier dolor de mañana.


Déjame decirte, para terminar, que TE AMO, y que aunque parta mañana seguiré sintiendo esto por ti. Quiero que sepas que no le tengo miedo al dolor, ni a la pena, si es con esa condición que te puedo tener a mi lado. Y si después de leer esta carta, que está llena de sentimiento y lágrimas, decides alejarte de mi, como última cosa te pido, no te vayas sin despedirte, “sabes que nunca te dejo ir sin un beso”.


Thara.


PD. Con respecto a mi regalo de cumpleaños, no te esfuerces mucho, lo que realmente deseo, no me lo puedes dar...

1 comentario:

Carlos dijo...

...hermoso. Qué valiente eres al escribir esto.

Saludos.