Me caí del mundo y no sé por donde se entra (Para mayores de 50)

Eduardo Galeano, periodista y escritor Uruguayo
Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.
No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.
Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó botar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo.
¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades. ¡Guardo los vasos desechables! ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez! ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos! Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida! Es más: ¡Se compraban para la vida de los que venían después!
La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza. Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más estufas eléctricas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de refrigerador tres veces.
¡Nos están fastidiando! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.
¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de los tenis Nike? ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando colchones casa por casa? ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?
¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para que arreglen los talabarteros?
Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más y más basura. El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. El que tenga menos de 30 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el que recogía la basura!! ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de.... años! Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII) No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan.
Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor.. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y bote que ya viene el modelo nuevo'. Hay que cambiar el auto cada 3 años como máximo, porque si no, eres un arruinado. Así el coche que tenés esté en buen estado . Y hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo!!!! Pero por Dios.
Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.
Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo? ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?
En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y las servilletas, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las tapas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Pues hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases les sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos! Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras linternas Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín. Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado deportivo leyendo el diario pegado al trozo de carne!!! Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarrillos para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de un Volcán desde la otra que aún estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.
Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa. Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!! Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.
Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo, pegatina en el cabello y glamour.
Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado.
Eduardo Galeano

LA NO DESPEDIDA.

Aun no son dos años de lo que tomé un avión buscando huir de la mejor de mis aventuras o la peor de mis pesadillas. Nadie puede llegar a imaginar todo lo que tuve que pasar con tal de salir, sin rasguños, aunque muerta de miedo, de mi ciudad.

Cuando me monte al avión, no sabía lo que iba a encontrar en mi viaje al frío norte, mas sabía muy bien lo que estaba dejando, mi corazón y mi engaño.

Mi corazón, porque ahí dejaba a mis hijos, y mi engaño, que con nombre de varón quiso instalarse una vez más en mi alma. Gracias que la razón obró en mi mente mucho más rápido y me ayudó a escapar. Aquel caballero, aunque sea duro reconocerlo, emprendió el viaje hacia lo más profundo de mi, y encontró lo que yo tanto había buscado, mi esencia. Cerró mis ojos con sus sueños, calló mis labios con sus besos y me hizo partícipe de la gran novela de su vida. Pero fue así como me encontré, como supe quien soy, y por que estoy aquí.

He tenido que caminar siglos y siglos, recorrer miles y miles y miles de parajes, para entender que mi esencia siempre estuvo conmigo, que eso es algo que nadie me la dio, sino que llegó en el mismo paquete de mi existencia. Que si bien es cierto, se me hizo difícil reconocerla entre tanta mentira de mi mundo, pero que para poder hacerlo, tuve que caer bajo, buscar mi muerte y encontrar mi mente.

Ahora me siento como renovada, como encontrada, como feliz. Estoy enamorada, encantada, bella y orgullosa. Hasta el aire que respiro entra a mis pulmones de una manera diferente, como si en cada inhalación resonara la voz del mundo para recordarme cuan viva estoy.

Tengo tanto que agradecer ahora, incluso mis tropiezos, incluso los hachazos en mi corazón, hasta las lágrimas de lava que brotaron de mis ojos. Agradezco porque estoy compartiendo la vida con un ser genial, que ni me limita, ni me da las riendas; tengo a mis hijos a mi derecha y por ahora, creo que no necesito más.

Aun no son dos años de lo que tomé un avión buscando huir, y sin embargo hay ciertas cosas de las que no pude escapar, bueno, no quise. Ahí va:

UNA NO DESPEDIDA

Te me vas con un pasaje de ida en la mano,
Con un bolso lleno de dudas en el hombro
Que tantas veces me sostuvo,
Que tantas veces mis lágrimas retuvo.

Y te llevas contigo la cajita de recuerdos,
El pañuelo, la revista de chistes y mis secretos,
Mis miedos, las lágrimas, las risas…
Y mis recuerdos.

Y dejas conmigo las ganas de llorar,
Este corazón que desde hoy te empieza a extrañar.
Un puñado de recuerdos apasionados,
De secretos apretujados.

Me dejas una caja vacía al otro lado de la línea,
Me dejas mares de lágrimas para que lloren con las mías
Me dejas una noche despierta, la emoción de haberte reencontrado.

Me dejas a la Gaviota revoloteando en la cabeza,
Sembrada en el alma, anclada a la conciencia,
Para que no se escape
Para que se quede de vuelta.

Me dejas lápiz y papel,
Y me devuelves años de letras.
Tan poco te llevas niña,
Y es tanto lo que me dejas.

“Gaviota” 23 de enero de 2007. 18h33

El Peregrino - Paulo Coelho

Ayer en la noche termine de leer este libro. Fue impresionante todo lo que me hizo sentir, lo que llegue a comprender de mi misma y de la vida que estoy llevando. Realmente fueron muchas cosas, pero el libro dio su empujon en el momento preciso. Todo se unio en ese momento para abrir los ojos de mi mente y los de mi corazon.

Aunque no sea facil realizar un cambio, es aun mas dificil, mantenerlo.

Ahora se que es lo que debo cambiar, arreglar, recuperar, y me siento lo suficientemente fuerte para hacerlo. No sera la lucha de Thara contra el mundo, sera la lucha de Thara contra Thara... Y se que vencere.

En fin, volviendo a lo del libro, en los 3 dias que me llevo leerlo, recopile unas pocas frases que se incrustaron firmemente en mi memoria, y que siento que debo guardarlas, ahi van:

  • Todo esta ocurriendo exactamente al contrario de lo que yo esperaba.
  • Caminante - Juan Manuel Serrat
  • El barco esta mas seguro cuando esta en puerto, pero no es para eso que los barcos fueron construidos.
  • No es necesario subir a una montania para saber si es alta
  • Tal vez el haga eso para convencerte de que tiene el conocimiento y el poder.
  • El tiempo no es algo que transcurra al mismo ritmo (...) Somos nosotros los que determinamos el ritmo del tiempo.
  • Donde se encuentre tu tesoro, alli estara tu corazon.
  • A mis amigos - Alberto Cortez.
  • El hombre nunca puede dejar de soniar. El suenio es el alimento del alma, como la comida lo es del cuerpo.
  • El amor de Eros (...) el amor entre dos personas.
  • Philos es el amor bajo la forma de amistad. Cuando Eros no consigue que su llama siga brillando, es Philos es que mantiene unidas a las parejas.
  • Aunque hable el idioma de los hombres y de los angeles, aunque tenga el don de profetizar y tenga fe para mover montanias, si no tengo amor, nada sere. - San Pablo.
  • Hasta los pelos de tu cabeza estan contados.
  • Un problema despues de resuelto es de una simplicidad aterradora.
  • Los hombres que se juzgan sabios son indecisos a la hora de mandar y son rebeldes en la hora de servir. Consideran una verguenza dar ordenes y una deshonra recibirlas. Nunca seas asi.
  • Las personas siempre llegan a la hora exacta donde estan siendo esperadas.

Siento que he vuelto, siento que estoy aqui otra vez, siento que no dejare de escribir otra vez.

Queda Prohibido

Queda prohibido llorar sin aprender,
Levantarte un día sin saber que hacer,
Tener miedo a tus recuerdos…

Queda prohibido no sonreir a los problemas,
No luchar por lo que quieres,
Abandonarlo todo por miedo
No convertir en realidad en sueños.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
Pensar que sus vidas valen menos que la tuya,
No saber que cada uno tiene su camino y su dicha.

Queda prohibido no crear tu historia
No tener un momento para la gente que te necesita
No comprender que lo que la vida te da,
También te lo quita.

Queda prohibido no buscar tu felicidad,
No vivir tu vida con una actitud positiva,
No pensar en que podemos ser mejores,
No sentir que sin ti, este mundo no sería igual.

Pablo Neruda.

Desde mis sueños...

Te he pensado tanto hoy, bueno, realmente desde ayer. Aun no sé por qué, ni siquiera te conozco, pero me he formado una imagen de ti. De tanto leerte, siento que sé quien eres, cómo eres y a veces, hasta lo que sientes. Suena tonto, ¿verdad?, no es lógico, pero…

Te he pensado tanto, que incluso llegué a soñarte. Me ví flotando por mi ventana, tenía frío, pero quería encontrarte, así que no me importó el frío, ni el miedo que tenía por estar tan lejos de casa. Te busqué y te busqué, detrás de cada nube, en cada recoveco, hasta que lo logré, te encontré. Allá, allá arriba, bien en lo alto, detrás de una nube, una luz azul, me llevó a ti. Y te vi, primero de lejos, quería estar segura de que eras tú. Me acerqué sigilosa y cuando estuve a punto de tocar tu hombro, volteaste y me saludaste. Sabías que te buscaba.

- ¿Cómo lo supiste?
- No sé, lo presentí. Siéntate un minuto. ¿Un cigarrillo?
- Claro, gracias. ¿Puedo robarme un cafecito?, mejor aún, ¿será que tienes un traguito?
- Por supuesto.
- Eres como te imaginé.

Nos sentamos a charlar, de todo un poco. Fue la conversación más entretenida que he tenido en mucho tiempo. Como me divertí. Ja, y ¡cuánto fumé! Buena compañía, Jack Daniel´s y Marlboro Rojo, no podía ser mejor… Si se pudiera repetir.

Quedamos en encontrarnos alguna otra noche, espero que sea pronto, porque realmente lo disfruté. Nos veremos pronto.

Thara.

El Precio de una Apuesta

Siempre me gustaron las apuestas, esa adrenalina, esos nervios que sientes al saber que te juegas algo sin saber si ganas o no, son para mi un motor de vida. Esa es la razón por la que no visito los casinos, en ellos sé que podría llegar a perder hasta mi dignidad, si es que alguien la quiere poner en juego.

Hace algunos años, aposté con un amigo a que podía yo enamorar al huesito más duro de roer de sus amigos. El trofeo sería una botella de whisky Swing, aunque no soy muy fanática del whisky, me parecía un buen premio, dado que éste puede llegar a costar hasta $ 60.

En fin, yo no conocía a mi víctima, sólo sabía que no era fácil enamorarlo, que no tenía mucho pegue con las niñas, que no era del tipo coqueto, ni caballeroso, muy por el contrario, era de las personas que caían gordas a primera vista; sin embargo, sus amigos lo adoraban. En el poco tiempo que tuve para conocer a su grupo de amistades, hablaban muy bien de él, como que “es muy chistoso, ocurrido, siempre nos hace reír”, cosas así.

Me invitaron a una fiesta donde sabía yo que él iba a estar, así que me alisté para la ocasión. Tenía que verme bien para intentar llamar su atención; eso sí, debía ser discreta, no tenía que parecer una loca coqueta que salía de pesca.

Cuando llegué al lugar de la reunión, todo el mundo estaba esperándolo; él había estado fuera del país por algunos meses, y sus amigos estaban bastante emocionados y deseosos de saber como le fue en su viaje.

Después de unas cuantas horas, al fin apareció, todo el mundo salió a saludarle, a abrazarle, preguntándole como estuvo su viaje y demás. Yo no salí de mi asombro, hasta me quedé por segundos pasmada al ver quien era este individuo por el que casi todo el mundo armaba tanto alboroto.

Él era uno de los tipos que jamás me interesó hacerme amiga; lo había visto un par de veces antes, algunos años atrás, y siempre pensé que era un completo patán. Por decirlo en otras palabras, me caía pésimo. En ese instante vi perdida mi apuesta, pero sin embargo, decidí hacer el intento, no hay peor gestión que la que no se hace.

Mientras esperábamos que “el famoso” llegue, tuve la oportunidad de recolectar información acerca de él. Por ahí alguien comentó que se volvía loco con la Fórmula Uno, y otro más recordó cuanto le gustaba Frank Sinatra.

Cuando entró en la sala donde estábamos reunidos, por decirlo de buena manera, ni siquiera me vio, y si lo hizo, pues no me prestó atención, ni siquiera preguntó quién era la extraña sentada en el sillón. Una vez más empecé a pensar de dónde iba a sacar la plata para pagar la botellita de Swing.

Pasaron las horas y continuaba la fiesta, no había manera de que el se acerque a mi. Se la pasaba sentado en una silla, tomándose un trago, conversando con todo el mundo, tomándose otro trago, contando chistes que hacían revolcar de risa a todos sus amigos y por supuesto, tomándose otro trago.

Me di cuenta que el trago movía bien sus actos, ya que cuando se encontraba con la copa llena, gritaba: “Hey, ¿acaso no hay cariño en esta casa para el recién llegado? Así llegaba alguien y le llenaba la copa.

Fue ahí cuando llena de valentía, al verlo sin su “Licor Bendito” en las manos, me le acerqué y dije: “Parece que se han olvidado de nosotros, ya ni nos sirven, vamos a buscar un traguito”. “Claro”, me contestó y se levantó, “espérame aquí y te lo traigo”. Yo me quedé boquiabierta, él mismo me iba a buscar algo de beber, casi no lo podía creer. Y es que talvez no pasé tan desapercibida como creí.

Cuando regresó con dos copas en la mano, se sentó a mi lado, y empezamos a platicar. Le pregunté como se llama, que a donde había viajado, que si había sido por cuestiones de trabajo y demás estupideces para romper el hielo.

Ya daban casi las tres de la mañana, yo debía regresar a mi casa, estaba segura que mi mamá me esperaba con la zapatilla en la mano. Me levanté de su lado, después de casi dos horas de conversar de todo un poco, diciéndole, “me tengo que ir, ojalá y podamos volvernos a ver en otra ocasión” y me despedí con un beso en la mejilla. Le pedí a mi amigo que me lleve de regreso a mi casa, y me marché.

Al día siguiente me llamó mi amigo y me dijo que él quería volverme a ver, y que si podía llevarlo a mi hacienda, donde iba a estar reunida yo con mi familia en la carrera de caballos anual que organizábamos. Ja, punto a mi favor. Claro que podían ir, así tendría un día más para “jugar”.

No voy a alargar más el cuento, desde ese día nos vimos casi todos los días, por supuesto que usando todas mis artimañas, claro, a mi también me gustaba la Fórmula Uno, y me encantaba Frank Sinatra.

Gané la apuesta, cobré mi botella de whisky, me la bebí con mi amigo, tocando la guitarra y cantando en mi casa, frente a una hermosa fogata.

Seis meses después me casé con él, y ahora tengo dos preciosos hijos y vivo muy feliz. Y lo que comenzó como un juego, terminó como una linda historia para contar a mis nietos.

Realmente agotada

Pero qué barbaridad!!! Son más de las 11 de la noche y aunque tengo un cansancio que ni siquiera mi cabeza se mantiene firme, no puedo dormir... Quisiera poder dormir, por lo menos tres días (bueno, tal vez con unos tambitos para fumarme un tabaquito), pero sin tener que levantarme para ir a trabajar, o atender a los niños, o cocinar, o limpiar la casa, o...

Vacaciones, eso es lo que necesito, pero no puedo, es que tengo que trabajar. Además, que cuando estoy de vacaciones, o la simple libertad del fin de semana, estoy muriendo de ganas por regresar al trabajo. No me entiendo. En fin, hoy mi cansancio se debe a que trabajé de 7 de la mañana a 6 de la tarde, y de ahí, llegar a casa y cocinar, y luego, las tareas de mi Fabi (mijito que ya va a cumplir 7), de ahí pues que hay que dejar limpiando la cocina y todo eso.

Son las 11 de la noche con ocho minutos, y en vez de intentar dormir, estoy aquí pegada al computador, escribiendo y riéndome de mi misma.

Estoy contenta, porque estoy tranquila, aunque también estoy cansada... Ya dije eso, cierto?, en fin, ahora sí me voy a dormir...

Nos vemos mañana.

Thara

Good drivers, just drive

Ja, y como alusión a mi mal ganado temita de manejar y darle a la charla por celular, esto me llegó a mi correo electrónico.


La odisea femenina para ir al baño

POR QUÉ LAS MUJERES NOS TARDAMOS TANTO...CUANDO VAMOS AL BAÑO?

El gran secreto de por qué todas las mujeres nos demoramos tanto para ir al baño se remonta desde cuando de chiquitas las mamás nos llevaban al baño, nos enseñaban a limpiar la tabla del inodoro con papel higiénico y luego poner tiras de papel cuidadosamente en el perímetro de la taza.

Finalmente nos instruían: 'Nunca, pero nunca te sientes en un baño público' Y luego nos mostraban 'la posición', que consiste en balancearte sobre el inodoro en una posición de sentarse sin que tu cuerpo haga contacto con la taza. 'La Posición' es una de las primeras lecciones de vida de una niña, súper importante y necesaria, nos ha de acompañar durante el resto de nuestras vidas.

Pero aún hoy en nuestros años adultos, 'la posición' es dolorosamente difícil de mantener cuando tu vejiga está a punto de reventar. Cuando TIENES que ir a un baño público, te encuentras con una cola de mujeres que te hace pensar que dentro está Brad Pitt. Así que te resignas a esperar, sonriendo amablemente a las demás mujeres que también están discretamente cruzando piernas y brazos en la posición oficial de 'me estoy 'meando''.

Finalmente te toca a ti, (eso, si no llega la típica mamá con 'la nenita que no se puede aguantar más'). Entonces verificas cada cubículo por debajo para ver si no hay piernas. Para tu sorpresa, todos están ocupados. Finalmente uno se abre y te lanzas casi tirando a la persona que va saliendo. Entras y te das cuenta de que el picaporte no funciona (nunca funciona); pero no importa... Cuelgas el bolso del gancho que hay en la puerta, y si no hay gancho (nunca hay gancho), inspeccionas la zona, el suelo está lleno de líquidos indefinidos y no te atreves a dejarlo ahí, así que te lo cuelgas del cuello mientras miras como se balancea debajo tuyo, sin contar que te desnuca la correa, porque el bolso está lleno de cositas que fuiste metiendo dentro, la mayoría de las cuales no usas, pero que las tienes por si acaso...

En fin, volviendo a la puerta... Como no tenía picaporte, la única opción es sostenerla con una mano, mientras que con la otra de un tirón te bajas la pantaleta y te pones en 'la posición'... Alivio...... AAhhhhhh.... por fin... Ahí es cuando tus muslos empiezan a temblar.... Porque estás suspendida en el aire, con las piernas flexionadas, los calzones cortándote la circulación de los muslos, el brazo extendido haciendo fuerza contra la puerta y un bolso de 5 Kg. Colgando de tu cuello. Te encantaría sentarte, pero no tuviste tiempo de limpiar la taza ni la cubriste con papel, interiormente crees que no pasaría nada pero la voz de tu madre retumba en tu cabeza 'jamás te sientes en un inodoro público!!', así que te quedas en 'la posición' con el tembleque de piernas... Y por un fallo de cálculo en las distancias una salpicada finíííííísima del chorro te salpica y te moja hasta las medias!!! Con suerte no te mojas tus propios zapatos, y es que adoptar 'la posición' requiere una gran concentración.

Para alejar de tu mente esa desgracia, buscas el rollo de papel higiénico peeero, nooo hayyyyyy...! El rollo esta vacío...! (siempre) Entonces suplicas al cielo que entre los 5 kilos de cachivaches que llevas en el bolso haya un miserable kleenex, pero para buscar en tu bolso tienes que soltar la puerta, dudas un momento, pero no hay más remedio...Y en cuanto la sueltas, alguien la empuja y tienes que frenar con un movimiento rápido y brusco, mientras gritas OCUPAAADOOOO!!! Ahí das por hecho que todas las que esperan en el exterior escucharon tu mensaje y ya puedes soltar la puerta sin miedo, nadie intentará abrirla de nuevo (en eso las mujeres nos respetamos mucho)

Sin contar el garrón del portazo, el desnuque con la correa del bolso, el sudor que corre por tu frente, la salpicada del chorro en las piernas... El recuerdo de tu mamá que estaría avergonzadísima si te viera así; porque nunca tocó el asiento de un baño público, porque francamente, 'tú no sabes qué enfermedades podrías agarrarte ahí'. ...estás exhausta, cuando te paras ya no sientes las piernas, te acomodas la ropa rapidísimo y tiras la cadena con un pie ¡sobretodo! muy importante.

Entonces vas al lavamanos. Todo está lleno de agua, así que no puedes soltar el bolso ni un segundo, te lo cuelgas al hombro, no sabes cómo funciona la canilla con los sensores automáticos, así que tocas hasta que sale un chorrito de agua fresca, y consigues jabón, te lavas en una posición de jorobado de Notredame para que no se resbale el bolso y quede abajo del chorro...

El secador ni lo usas, es un trasto inútil, así que terminas secándote las manos en tus pantalones, porque no piensas gastar tu kleenex para eso y sales... En este momento ves a tu chico que entró y salió del baño de hombres y encima le quedó tiempo de sobra para leer un libro de Borges mientras te esperaba.

'¿Por qué tardaste tanto?'' te pregunta el muy idiota.
'Había mucha cola' te limitas a decir.

Y ésta es la razón por la que las mujeres vamos en grupo al baño, por solidaridad, ya que una te aguanta el bolso y el abrigo, la otra te sujeta la puerta, otra te pasa el kleenex por debajo de la puerta y así es mucho más sencillo y rápido ya que uno sólo tiene que concentrarse en mantener 'la posición' y la dignidad.

¡Gracias a todas por haberme acompañado alguna vez al Baño y servirme de Perchero o tenedora de Puerta!!!!...

Una Gran lección.

Los sueños, los logros, la actitud ante la vida y la muerte.

El profesor de este video murió hace pocos meses, pero sin duda esta fue su mejor lección. Una lección que no debemos olvidar nunca y que ojala pudiéramos mostrarla a nuestros padres, hermanos, hijos, sobrinos, nietos, amigos, etc.


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