LA NO DESPEDIDA.

Aun no son dos años de lo que tomé un avión buscando huir de la mejor de mis aventuras o la peor de mis pesadillas. Nadie puede llegar a imaginar todo lo que tuve que pasar con tal de salir, sin rasguños, aunque muerta de miedo, de mi ciudad.

Cuando me monte al avión, no sabía lo que iba a encontrar en mi viaje al frío norte, mas sabía muy bien lo que estaba dejando, mi corazón y mi engaño.

Mi corazón, porque ahí dejaba a mis hijos, y mi engaño, que con nombre de varón quiso instalarse una vez más en mi alma. Gracias que la razón obró en mi mente mucho más rápido y me ayudó a escapar. Aquel caballero, aunque sea duro reconocerlo, emprendió el viaje hacia lo más profundo de mi, y encontró lo que yo tanto había buscado, mi esencia. Cerró mis ojos con sus sueños, calló mis labios con sus besos y me hizo partícipe de la gran novela de su vida. Pero fue así como me encontré, como supe quien soy, y por que estoy aquí.

He tenido que caminar siglos y siglos, recorrer miles y miles y miles de parajes, para entender que mi esencia siempre estuvo conmigo, que eso es algo que nadie me la dio, sino que llegó en el mismo paquete de mi existencia. Que si bien es cierto, se me hizo difícil reconocerla entre tanta mentira de mi mundo, pero que para poder hacerlo, tuve que caer bajo, buscar mi muerte y encontrar mi mente.

Ahora me siento como renovada, como encontrada, como feliz. Estoy enamorada, encantada, bella y orgullosa. Hasta el aire que respiro entra a mis pulmones de una manera diferente, como si en cada inhalación resonara la voz del mundo para recordarme cuan viva estoy.

Tengo tanto que agradecer ahora, incluso mis tropiezos, incluso los hachazos en mi corazón, hasta las lágrimas de lava que brotaron de mis ojos. Agradezco porque estoy compartiendo la vida con un ser genial, que ni me limita, ni me da las riendas; tengo a mis hijos a mi derecha y por ahora, creo que no necesito más.

Aun no son dos años de lo que tomé un avión buscando huir, y sin embargo hay ciertas cosas de las que no pude escapar, bueno, no quise. Ahí va:

UNA NO DESPEDIDA

Te me vas con un pasaje de ida en la mano,
Con un bolso lleno de dudas en el hombro
Que tantas veces me sostuvo,
Que tantas veces mis lágrimas retuvo.

Y te llevas contigo la cajita de recuerdos,
El pañuelo, la revista de chistes y mis secretos,
Mis miedos, las lágrimas, las risas…
Y mis recuerdos.

Y dejas conmigo las ganas de llorar,
Este corazón que desde hoy te empieza a extrañar.
Un puñado de recuerdos apasionados,
De secretos apretujados.

Me dejas una caja vacía al otro lado de la línea,
Me dejas mares de lágrimas para que lloren con las mías
Me dejas una noche despierta, la emoción de haberte reencontrado.

Me dejas a la Gaviota revoloteando en la cabeza,
Sembrada en el alma, anclada a la conciencia,
Para que no se escape
Para que se quede de vuelta.

Me dejas lápiz y papel,
Y me devuelves años de letras.
Tan poco te llevas niña,
Y es tanto lo que me dejas.

“Gaviota” 23 de enero de 2007. 18h33

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